1era Etapa: Burgos-Salas de los Infantes. La naturaleza nos saluda y celebra nuestro atrevimiento a pesar de que ninguno de los dos sabemos realmente de nuestra osadía. Dos extraños, del uno y del otro, pero sobre todo, extraños de uno mismo.
Aprendí a retomar pequeñas estrategias infantiles, disfrutar de los momentos un tanto raros jugando. Esa tarde, la tórtola zureó su mantra particular.
2da Etapa: Salas-Burgo de Osma. Pasamos por pueblos típicamente castellanos con sus respectivas fuentes y rosales. Y sus gentes, que brillan por su ausencia. Llegamos al Cañón del río Lobos, cruzando mil y una veces el arroyo del río. Y en una de éstas, tropiezo con el otro, hombre de palabra.
Duermo al raso, duermo en mi hábitat natural. Sola.
3era Etapa: Burgo-Medinaceli. La ermita de San Miguel, me emociona. Marcas de que algo fue comprendido, sigue allí, vagamente.
Y después, pueblos y más pueblos, kilómetros y más kilómetros que se van dilatando, que se me hacen insoportables, me ahogan, quiero ahogarme, quiero rendirme en mi cuna del aliento. Cierro la puerta. Adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario